Las dietas engordan (segunda parte)

Las dietas engordan (segunda parte)

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Hacer dieta engorda, y tener comportamientos negativos como vivir estresado engorda incluso más que las dietas. Para bajar de peso la comida no es lo único importante, si no cambias tu forma de pensar y actuar no vas a poder perder los kilos de más que tienes.

En “Las dietas engordan primera parte“, vimos cómo se comporta el cuerpo con las dietas en las que restringimos las calorías.  Hablé de los cambios físicos que no te permiten bajar  y del por qué no logras mantenerte en el peso bajo si es que lograste bajar.  Al hacer dieta estas luchando contra el instinto de sobrevivencia natural del cuerpo.

Además de estos motivos de química del cuerpo hay otros que son tan o más importantes que esos para lograr bajar de peso. Estos factores pocas veces se toman en cuenta y son mucho más importantes que la comida que consumimos, para lograr nuestras metas.

Yo soy bastante escéptica, me cuesta trabajo creer en algo sólo porque me dicen que así es; por dogma de fe.  Soy de las personas que necesitan hechos, estadísticas, resultados cuantificables y demás datos duros para creer en algo que no es tangible.  Sé que hay mucha gente como yo, por lo que en este artículo puedes entrar a ver muchos estudios clínicos, entrevistas y reportajes, para cerciorarte de que todo lo que aquí pongo está avalado por la ciencia.

Esto no es cuestión de que lo creas o no; es ciencia.

Estas son las otras 5 razones  por las que las dietas no sirven:

1. No escuchamos a nuestro cuerpo.

Todas las personas somos diferentes, el tipo de alimentación que me sirve a mí para bajar de peso y mantenerme, muy posiblemente no te va a servir a ti.   Lo más importante es  aprender a escuchar a tu cuerpo.  Nuestro cuerpo es sabio, en el ADN tenemos muchísima información genética que define en mucho el tipo de alimentos que nuestro cuerpo necesita; la historia familiar se transmite en el ADN y en el tema de la alimentación esto es igual.

Hay mucha gente sensible o intolerante a la lactosa, no pueden comer nada que la contenga sin tener problemas gastrointestinales; de hecho el 75% de las personas en el mundo tiene algún grado de intolerancia a la lactosa, pero el otro 25% que la tolera bien generalmente comparte esa tolerancia con su familia de sangre. Son personas que por generaciones han tomado leche y sus derivados sin tener ningún problema.  Lo mismo pasa muchas veces con el gluten, familias enteras con sensibilidad al gluten y cientos de personas que no tienen ningún problema al consumirlo.  Erróneamente muchas personas creen que el gluten es malo y dejan de comer todo lo que lo contiene sin escuchar a su cuerpo, la dieta sin gluten no es buena para todos (artículo).

Yo puedo comer gluten y lácteos sin ningún problema, pero conozco personas a las que el gluten y los lácteos les hacen muchísimo daño y tengo muy claro que esta forma única de reaccionar de cada persona se debe respetar; es por eso que recomendar una dieta es muy arriesgado independientemente de que lo más probable es que no te sirva como esperas.

El alimento de una persona puede ser el veneno de la otra.

Te puedo dar los beneficios genéricos de cada alimento así como los beneficios generales de ciertos tipos de alimentación, pero el saber si es o no bueno para ti es algo que tú tienes que descubrir experimentando con diferentes tipos de alimentación y escuchando a tu cuerpo.

Hace poco decidí hacerme vegetariana por lo menos por un tiempo para experimentar; mis fuentes de proteína fueron huevo, pocos lácteos, nueces y algunas leguminosas.  A las 3 semanas de haber dejado la carne, estaba extremadamente cansada y había subido ¡más de 4 kilos!.  Obviamente regresé a la carne, pollo y pescado como fuente principal de proteína 2 veces por semana.  La dieta vegetariana no me funcionó a mí pero tengo un par de clientas a las que he guiado con la  misma dieta y hasta han bajado de peso.

La alimentación es tan individual como el individuo mismo.

Cuando no escuchamos al cuerpo seguimos todo tipo de dietas, consejos y remedios sin saber si son o no para nosotros, lo que hace que cada vez más nos hagamos más sordos a las necesidades de nuestro cuerpo.  La migraña, la inflamación del colon o síndrome de colon irritable, los problemas de la piel, la fatiga y más, están fuertemente relacionadas con la alimentación (entrevista), (estudio).

Y aquí es donde las dietas fallan más.  Es posible que hayas bajado de peso con una dieta alta en proteína, pero si la proteína te cae pesada, por más que bajes de peso tarde o temprano la vas a romper.

Una dieta no es sostenible si los alimentos en los que se basa no son para ti.

2. No cambiamos el estilo de vida.

Todos queremos la pastilla mágica que nos haga bajar de peso y estar saludables sin tener que hacer nada más y todos sabemos que eso no es posible.

No hay dieta ni pastilla maravillosa y no es sostenible el vivir siguiendo una dieta restrictiva.  Ya vimos que si subes y bajas de peso continuamente vas a mover el punto de ajuste de tu cuerpo y desacelerar tu metabolismo; cada vez vas a rebotar a un peso más alto y cada vez va a ser más difícil bajar.  No importa cuántas o cuáles dietas hagas, si no cambias tu estilo de vida las dietas sólo te harán engordar más y más.

Para bajar de peso y mantenerte ahí lo único que sirve es cambiar tu estilo de vida y tus hábitos alimenticios.

La única forma es cambiando los hábitos de raíz, cambiándote el chip en el cerebro, para que no se te antoje comer lo que sabes que te hace mal. Se puede y es más fácil de lo que imaginas, todos conocemos gente que vive muy feliz sin comer grandes cantidades de azúcar o de carbohidratos procesados.  Una vez que lo logras no vuelves a engordar y realmente comes todo lo que quieres, pero cuando lo haces con conciencia plena, cuando sabes perfectamente qué es lo que le va a hacer cada alimento a tu cuerpo y estas consciente de lo que quieres, enfocas tus decisiones hacia lo que quieres y no hacia lo que se te antoja.

Para llegar a esto la forma más efectiva es la meditación, diversos estudios clínicos concluyen que la meditación es una de las formas más efectivas para bajar de peso y mantener los resultados (estudio), (revisión de 14 estudios).

De los diferentes métodos para meditar y bajar de peso hablo en mi libro “Ahora sí baja de peso”; se los platicaré después en otra entrada del blog.

Una parte muy muy importante del estilo de vida es la actividad física; hacer ejercicio es fundamental aunque comer sanamente y tener una vida físicamente activa no es lo único que se debe hacer para tener hábitos saludables (estudio).

Otro de los cambios indispensables es buscar la forma de dormir bien, por lo menos 7 u 8 horas.  Los hábitos de sueño están directamente relacionados con la cantidad de grasa que se puede perder en una dieta en donde restringes de forma moderada, y no extrema, las calorías (estudio).  La meditación es una forma efectiva para mejorar la calidad del sueño (estudio).

Es tan importante el tener una vida balanceada como lo es tu actividad física y la comida que metes a tu cuerpo.

No empieces una dieta que terminará algún día, empieza con un estilo de vida que durará siempre.

3. Vives con estrés.

No importa la dieta que hagas, si estas con niveles altos de estrés no vas a bajar de peso pues en este caso tu cuerpo también trabaja en tu contra.

Un cambio en tu estilo de vida no es únicamente comer más sanamente y hacer ejercicio.  Tienes que buscar formas de controlar el estrés para que no influya negativamente en tu forma de alimentarte.  Si percibes más estrés, los estudios indican que vas a consumir alimentos menos sanos (estudio), (estudio), (estudio).

El estrés produce cortisol, que en exceso intoxica al cuerpo y hace que acumule grasa especialmente en la zona de la cintura.  Cuando nos estresamos el cuerpo entra en modo de “huir o luchar” y todo el organismo funciona o para correr o para pelear, por lo que apaga los sistemas que no tienen que ver con salvar la vida del motivo del estrés.  Si te persigue un león tu cuerpo se enfoca en salvar la vida corriendo o luchando y apaga, entre otros, el sistema digestivo.  Imagina lo difícil que es para tu cuerpo metabolizar los alimentos con el sistema digestivo apagado.

Cuando estas estresado por cualquier causa, tu cuerpo reacciona igual que si te estuviera persiguiendo un león pues la química del cuerpo ante es el estrés es la misma en cualquier situación.

El estrés es la causa número 1 del sobrepeso y obesidad.

También, cuando estamos estresados generalmente comemos mal; muchos estudios han encontrado una relación directa entre el estrés y el consumo de alimentos altos en grasa y azúcar (estudio).

El estrés es factor de riesgo para la obesidad y adicciones como la del azúcar o a la comida en general (estudio) en adultos y en adolescentes (estudio).    Otros estudios indican que el estrés y la obesidad son también factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares (estudio).

4. No están bien tu vida profesional y tus relaciones.

Nuestro peso y salud son un reflejo de toda nuestra vida y no únicamente de los alimentos que ponemos en la mesa, por esto es que es imposible bajar de peso y mantenernos así si no estamos contentos con nuestro trabajo y relaciones personales.  La insatisfacción, la depresión y la ansiedad nos llevan rápidamente al sobrepeso y a la obesidad (estudio),

Nuestras emociones influyen directamente en nuestro peso pues la comida es la primera “solución” emocional a nuestros problemas.  Tanto los problemas de trabajo como los que tenemos en nuestras relaciones, están fuertemente ligados a la percepción que tenemos de nosotros mismos y a nuestra relación con la comida.

Tu relación con la comida es un reflejo de tus relaciones interpersonales y de tu vida profesional.

Todas las personas, en mayor o menor grado, relacionamos la comida con amor.  De bebés nuestra principal necesidad era que nos alimentaran para asegurar nuestra sobrevivencia y, en la mayoría de los casos, los padres nos cubrían esa necesidad. La calidad de estas interacciones influye en cómo respondemos ahora ante varias situaciones de la vida (estudio) y es por esto que la comida está fuertemente relacionada con las emociones como el amor.

Cuando alguien cocina especialmente para nosotros, generalmente lo relacionamos con amor y cuidado; una relación más fuerte que cuando ese alguien nos da otro tipo de atención.

Para muchos de nosotros la comida es amor.

El problema es cuando queremos llenar nuestra dosis de amor de otras áreas con comida; esto es hambre emocional.  El hambre emocional se relaciona directamente con nuestra percepción de aceptación de los demás.  Entre más amor y compasión nos tengamos a nosotros mismos menos necesitamos del amor y aceptación de los demás para hacernos sentir bien, por lo que tenemos menos riesgo de comer por emociones.

No quiero explicarme mal, recibir amor es maravilloso y una necesidad del ser humano, pero muchas veces cualquier cosa nos pega directamente en el corazón cuando debería de llegar únicamente a la cabeza; sin generar ningún tipo de emoción.  Los problemas están para resolverse, si tienen solución pues hay que solucionarlos, si no la tienen pues habrá que asumir las consecuencias, pero eso no debe impactar en nuestros sentimientos; sé que llevar esto a la práctica algunas veces es difícil.

La mayor parte de los problemas que tenemos repercuten directamente en nuestra necesidad de amor.  Un problema de trabajo está directamente relacionado con nuestra percepción de aceptación personal (amor),  y si ésta es baja el problema nos sube el nivel de estrés.

Lo mismo, y a veces hasta con más intensidad,  pasa con los problemas en nuestras relaciones.  Casi cualquier cosa la relacionamos con falta de amor; con que no nos quieren lo suficiente.  Específicamente hablando de bajar de peso, cuando recibimos atención por nuestros esfuerzos bajamos más de peso  (estudio), es por esto que es importante compartir nuestras metas de salud con nuestra gente querida y así recibir su apoyo.

Seguramente te ha pasado que tienes un problema ya sea de pareja, con tus hijos o colegas del trabajo, que te lleva a comer de más sin ninguna lógica; esto es hambre emocional y obviamente repercute en el peso.

Para bajar de peso debemos aprender a controlar nuestra respuesta emocional a la comida pues hay una relación directa entre nuestras decisiones de comida con nuestras emociones (estudio).

Nuestra forma de comer tienen una relación directa con nuestra autopercepción y nuestras relaciones interpersonales (estudio).

5. No llevas la teoría a la práctica.

Como puedes ver yo amo la teoría, me encanta leer, estudiar y documentarme; pero nada de esto sirve si no lo llevamos a la práctica, suena obvio pero es donde más fallamos.  A grandes rasgos todos sabemos qué hacer para bajar de peso pero no lo hacemos pues dar el brinco de la teoría a la práctica, a veces no es tan fácil.

La mejor forma de llevar todo esto a la práctica es a través de la meditación.  La meditación no sólo te ayuda a controlar el estrés sino que es la forma más efectiva para aprender a escuchar a tu cuerpo (Psychology Today), para mejorar tu autopercepción pues te hace más compasivo (estudio), para mejorar tu relación y rendimiento en el trabajo (estudio), para mejorar tus relaciones interpersonales (EOC Institute), para ser más empático con los demás (estudio) y para cambiar tus hábitos.

La meditación provoca cambios a nivel físico (estudio), incluso en la morfología del cerebro (estudio), en el sistema cardiovascular y nervioso (estudio), y hasta reduce el hambre emocional (entrevista).

En el curso gratuito “7 días para aprender a bajar de peso” de la página de Bienestar Infinito hablo del amor a ti mismo y a los demás y de cómo hacer crecer ese amor; pues en la misma medida en la que te quieras te vas a cuidar. Varios estudios indican que si meditas con la técnica que usamos en este curso, mejoras tu relación contigo y con los demás (estudio) y eso te lleva a bajar de peso.

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